viernes, 28 de diciembre de 2012

Bajo la luz de la luna

Otro patio, la misma luna...
Resabios de una mudanza.

Hubo un patio y una luna. Hermosa, enorme y misteriosa. Albergaba sueños imposibles. Como el de una carpa para dos. Sueños adolescentes a edades inapropiadas... Pero inocentes de tan irrealizables. Y a veces está bueno volver a la adolescencia por un rato y olvidarse de los "no", de las obligaciones, de las preocupaciones, de la rutina que se olvidó de ser rutinaria y se ha convertido en problemática.
También hubo en ese patio, una mesa de piedra y una glicina que atenuaba una luz, como para que la luna se viera más majestuosa y, de algún modo, cómplice.
Hubo charlas. Muchas. Importantes, vanales, de acompañamiento, a veces empañadas por un poquito de dolor. Un poquito nada más.
Y hubo una última charla en ese patio, con la glicina florecida tardíamente regalando el perfume de su racimo de gotitas lilas. Una última charla, preámbulo del último recorrido por la historia forjada durante ocho años en los que sucedió de todo. Bueno, malo. Definitivo, irrealizable, alegre, triste.... ¿Feliz? No sé, sí, creo que hubo un día en esos ocho años que fue de tremenda felicidad. El día que el pediatra me llamó "abuela" y puso a mi Euge en mis brazos. Recorrido de caricia a los espacios que ya no volveré a ver ni a transitar; lleno de nostalgia y de imágenes dibujándose en las paredes ahora vacías y retumbando en el eco de lo inhabitado.

Habrá otras charlas, porque de ciertas personas no se puede prescindir. Esas personas que están siempre y que sorprenden llamando cuando uno menos se lo espera, pero más lo necesita, como si lo intuyeran. Ahora no será apoyada sobre aquella mesa de piedra ni habrá glicinas. Pero estoy absolutamente segura de que la luna estará allí. Como siempre, cómplice y brillante.... invitando a lo que jamás será aunque suceda por el resto de la vida.
No saqué la foto de aquel racimo que, seguramente, el sol de hoy habrá marchitado. Lo llevo en mi retina. Como a tantos otros recuerdos de cosas, de momentos, de instantes únicos que no logré fotografiar.

Dulces sueños.

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