miércoles, 12 de diciembre de 2012

12/12/12

Pensé que tenía que hacer algo especial hoy.
Sentada sobre una caja, en medio del caos que da identidad a una mudanza, sin fuerzas por el calor agobiante de este miércoles del que tanto han hablado... y en el que nada extraordinario ha sucedido... decidí que no podía dejarlo partir sin más.
Así nació este blog.
Y le puse un nombre. Todo recién nacido necesita un nombre que lo haga real. Que le de identidad y le respete su lugar en el mundo. Se llama "Letras como estrellas" por una razón muy obvia: va a guardar tantas letras como estrellas puedas contar en el cielo de esta noche transparente.
Y es que no sé hacer demasiadas cosas... por ejemplo, soy una pésima cocinera. No me gusta planchar. No me entusiasma hacer nada de lo que una buena "ama de casa" debe hacer de manera diligente, precisa y prolija.
Yo, lo que hago bastante bien es soñar. No sé realizar mis sueños, es cierto. Por eso quizá me dedico a ponerlos en letras. A disfrazarlos en historias para que, de algún modo, puedan ver la luz y sientan que no los defraudé.
Les dejo a mis personajes la tarea de cumplir mis sueños imposibles. Ellos nunca me fallan: viven lo que yo no pude vivir. Y en su infinita bondad (es que me aman por haberlos creado) me dejan compartir penas y aegrías, alguna aventura... finales felices y también algunos tristes. Llega un momento en el que toman vida propia y son ellos los que le dan dirección y sentido a cada historia. Yo simplemente disfruto, como si estuviese sentada frente a la pantalla de la vida. Es cuando las letras comienzan a girar y a formar el universo que me hace sentir que hay tantas "letras como estrellas"

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