sábado, 6 de julio de 2013

Sábados por la tarde

¿En qué momentos te extraño más?
Sin dudas, los sábados por la tarde.
Añoro esas tardecitas en las que sabía que ibas a llamar. Cuando querías (eso decías) escucharme y quedarte con el sonido de mi voz hasta que llegara el lunes.
Te extraño en este atardecer de invierno, gris y frío. El viento sur añade una nota de tristeza al despeinar una y otra vez la copa de la palmera que evito mirar, porque me llena de nostalgia. Pero no se puede escapar a sus lamentos y termino haciéndolos míos.
Una mesa llena de recortes me espera y presiente otra tarde estéril. El mate se enfría solitario a un costado y yo dibujo letras como estrellas.
Vos seguís allí, tan cerca, tan lejos. Ahora invisible. Siempre inaccesible.
Tal vez no tenga sentido que te cuente aquí mi tristeza, no sé si venís a esta, mi ventana, a recordar tardes de sol y noches de luna llena. No, tal vez no tenga sentido y estas letras se conviertan en estrellas muertas.
Aun así, te escribo, te nombro, te pienso... cada atardecer de sábado.


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